Carson McCullers


El 19 de febrero de 1917, la novelista Carson Smith McCullers, vino al mundo en la ciudad de Columbus, Georgia EEUU.

La biografía de Carson McCullers, sería mejor rastrearla a través de sus libros en donde, gota a gota, se va desangrando su existencia; no es esta la primera vez que ocurre semejante cosa con un escritor, pero sólo los que tienen talento saben hacerlo sin que parezca un ejercicio egocéntrico o un pobre recurso de principiante.

Carson McCullers, destinada, como otras mujeres famosas en literatura, a hacer inmortal el apellido del marido, cursó en su infancia los estudios de piano que luego abandonaría por la novelística para la que se hallaba mucho mejor dotada, habiéndose afianzado en esta creencia cuando a los 15 años, con la primera máquina de escribir, regalo de su progenitor, comienza a tomárselo en serio.

A los 17 años marcha a Nueva York durante doce meses para estudiar escritura creativa, y al año siguiente, sus primeros relatos se comienzan a publicar en el Magazine Story.

Regresa a su ciudad natal cumplido el plazo y en ésta le presentan al que luego sería su marido, Reeves McCullers, por más señas militar y cinco años mayor que ella, con quien contraerá matrimonio en 1937.

Carson y su esposo, pretenden ser, los dos, escritores, y entonces sucede una historia parecida a la de Zelda y Scott Fitzgerald, una historia de amor y odio, de locura alcohólica compartida, y de triunfo unilateral, el de Carson en est ocasión, constituyendo la única gloria del marido la de haber sido el primer soldado que fue herido en el desembarco de Normandía.

Mientras el drama de la relación conyugal tiene lugar, ella escribe, escribe y escribe sin pausa y va vertiendo en sus libros toda una vida. Comienza con El corazón es un cazador solitario, publicado en 1940 y que la muestra como toda una revelación literaria. En 1941 aparece Reflejos en un ojo dorado, que hemos visto convertido en película con Liz Taylor y Marlon Brando. En 1946 escribe Frankie y la boda, más tarde convertido en obra de teatro y luego en film, y en 1951 se publica La balada del café triste, pero entre su primera novela y esta última, en la vida de Carson McCullers han tenido lugar muchos acontecimientos, pues a partir de su gran éxito inicial empieza a frecuentar el mundillo literario y conoce, entre otros, a la joven Annemarie Clarac-Schwarzenbach, de origen suizo, de quien Carson se enamora locamente no siendo correspondida por ella, ya que su amada la deja por otra.

En semejante atmósfera de amores contrariados, es la época de sus mayores desavenencias con el marido, Carson escribe Reflejos en un ojo dorado, que resultará profético cuando, después de un divorcio y una nueva boda con Reeves, éste se suicide en 1953, muy novelescamente, en un hotel de París.

A todo esto, en 1946, y coincidiendo con la noticia de la muerte de Annemarie, Carson McCullers sufre su primer ataque de hemiplejía, que la deja inválida de medio cuerpo. Resulta curioso comprobar como la ficción puede adelantarse a la realidad muchas veces ya que, e insistimos de nuevo con Reflejos en un ojo dorado, uno de los dos personajes femeninos de la novela, ofrece el mismo cuadro clínico: la enferma desvalida, semi paralizada, que depende de los demás, igual que sucederá más tarde con su autora.

Carson McCullers murió, enferma, alcohólica y aislada voluntariamente de una realidad que para ella resultaba demasiado agobiante, en 1967, no sin antes dejarnos el legado de su particular universo, tranquilo en la apariencia de una calma que encubre lo que nadie puede, o no quiere, imaginar.
 
 

© 2000 Estrella Cardona Gamio

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